domingo, 14 de abril de 2013

Un amor de verano - Capítulo 19


Capítulo 19


Narra María:

        -          María, no soporto verte a sí y te echo de menos.
        -          No te creo, si fuera así ahora mismo no estaríamos así sino juntos.
        -          Te amo. No quiero perderte.
        -          Ya lo has hecho.
        -          ¿Y si te dijera que lo intentáramos, que me dirías?
        -         

¿Blas me acababa de decir que si lo intentábamos? Esto tenía que ser una broma, no puede ser verdad.

        -          ¿Blas qué…
        -          Te amo, te necesito, quiero estar contigo…
        -          No te entiendo Blas, primero me dejas porque no va a funcionar y ahora me pides volver, ¿a qué juegas?
        -          No estoy jugando a nada María, esta vez estoy seguro al 100% de que quiero estar contigo pase lo que pase, por lo menos a intentarlo.
        -          Blas yo…

Blas no me dejo acabar, se acercó a mí, me atrajo hacia él y me beso.

Fue un beso lleno de pasión, anhelo, deseo, amor… fue un beso absolutamente perfecto.

Le echaba de menos, volver a probar sus labios era volver a sentirme viva, a ser feliz, a estar llena por dentro.

Lo había echado de menos.

Cuando nos separamos nos miramos a los ojos y no pude aguantar más, cogí, le agarre de la camiseta y le acerque a mí.

        -          Te amo.

Y le bese como nunca antes le había besado.

        -          Yo también te amo princesa. ¿Entonces lo intentamos?
        -          Claro que sí.

Nos volvimos a besar. Esta vez Blas se tumbó encima de mí, mientras yo, no le dejaba de besar y acariciar.
Así pasamos un buen rato, entre besos y caricias. Ninguno quería separarse.

Apoyada en su pecho, me puse a pensar que a lo mejor si funcionaría,  a lo mejor todo iba a salir bien. O eso creía.

Narra Blas:

Cuando no deje terminar a María y la bese, volví a nacer, volví a sentirme lleno por dentro, ahora estaba otra vez completo.

Nos separamos, nos miramos y María tiró de mi camiseta hacía ella.

        -          Te amo.

Cuando me dijo que me amaba me sentí el hombre más feliz sobre la faz de la tierra.

        -          Yo también te amo princesa. ¿Entonces lo intentamos?
        -          Claro que sí.

Cuando me dijo que si la bese, y no la deje escapar.

Ella se tumbó en mi pecho, estaba preciosa a la luz del sol. Ahora que la miraba compendia lo afortunado que era al tenerla conmigo.

Ahora haría todo lo que fuera por conservarla, por tenerla, por no perderla.

Bueno o eso pensaba yo.

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