jueves, 11 de abril de 2013

Un amor de verano - Capítulo 18


Capítulo 18


Narra María:

Blas me acababa de decir hola, no sabía que decirle, estaba muy cortada. Estuve un rato sin decirle nada y él me miró con cara de interrogación.

Al cabo de un rato desperté de mi trance.

        -          Hola Blas, pasa.

Me aparté de la puerta y le dejé pasar, el entró y yo cerré la puerta. Se quedó esperándome y cuando seguí mi camino hacía la cocina, él me siguió.

        -          Mamá.
        -          Dime cariño.
        -          Me voy al jardín a escuchar música, si necesitas algo estoy allí.
        -          Vale cielo.

No quería estar allí, no estaba para nada a gusto y menos teniendo a Blas a mi lado.

Me encamine al jardín, tendí una toalla y me tumbe a escuchar música. La música me relajaba, me hacía sentirme bien y evadirme del mundo, que es lo que necesitaba en este momento.

Me sentía en paz.

Narra Blas:

Por fin María me saludo, estaba muy rara la verdad. Casi ni reconocía su actitud. Le dijo a su madre que se iba a escuchar música al jardín y lo comprendí.

Escuchar música para María, es su forma de evadirse y de reflexionar, la hacía sentirse tranquila y segura, con una paz interior. Entonces fue cuando comprendí porque lo hacía, se sentía incómoda en mi presencia y quería alejarse de mí.

Pero hay algo que necesito saber antes de marcharme y pienso averiguarlo hoy.

Me dirigí al jardín y la vi allí, tumbada en la toalla, con el sol reflejado en su cara. Me quede embobado viéndola, parecía una diosa, MI diosa.

Desperté de mi trance cuando una gaviota paso por delante de mí.

Me acerqué a ella y me paré a escuchar. Estaba cantando. Era una de las pocas veces que la había escuchado cantar, ya que no deja que nadie la escuche, y como todas las veces, escuchando a escondidas. Tenía una voz maravillosa y perfecta.

Me fui acercando y me tumbé a su lado. Estaba preciosa. Entonces María se percató de mi presencia, me miró, he hizo un ademán de levantarse. Pero la agarre del brazo.

         -          No espera María, ¿quiero hablar contigo?
         -          ¿De qué Blas? No tenemos nada de qué hablar, ya lo dejamos bien claro.
         -          No, no lo dejamos bien claro.
         -          ¿A no?
         -          No, escúchame por favor.
         -          ¿Qué quieres?
         -          Te amo María.
         -          Blas…
         -          Por favor déjame acabar.
         -          Vale.
         -          Te amo, sigo creyendo que no es bueno que sigamos juntos, pero necesito saber que sabes que yo te amo y que si pudiera, haría cualquier cosa por estar contigo.
         -          No, no haces cualquier cosa, podríamos por lo menos intentarlo y tú ni siquiera lo intentas, así que no me vengas ahora diciéndome que me amas y qué harías cualquier cosa por estar juntos, porque es mentira.
         -          María, no soporto verte a sí y te echo de menos.
         -          No te creo, si fuera así ahora mismo no estaríamos así, sino juntos.
         -          Te amo. No quiero perderte.
         -          Ya lo has hecho.
         -          ¿Y si te dijera que lo intentáramos, que me dirías?
            …

2 comentarios: