miércoles, 19 de junio de 2013

Imagina Carlos


Imagina Carlos

Hoy habías decidido ir de compras con tu mejor amiga. Entrasteis a una tienda y te encontraste con un montón de sombreros e inmediatamente  pensaste en tu ídolo Carlos. 

Buscaste uno bonito y decidiste comprarlo para regalárselo a Carlos al día siguiente en la firma de discos, seguro que le encantaba. 

Al día siguiente llegaste al local donde iban a firmar los chicos, con tu  regalo. Tus amigas te decían que no tenías que habérselo comprado, pero a ti te daba igual, estabas segura de que a Carlos le iba a encantar. 

Esperaste nerviosa en la cola, hasta que llego tu turno. Pasaste por todos los chicos hasta llegar a Carlos, que se encontraba sentado el último. Le diste un gran abrazo y le entregaste tu regalo. 

    -    “¿Para mi?” te pregunto. 
    -    “Si”. 
    -    “Muchas gracias pero no debías de haberte molestado”. 
    -    “Si es a ti, no es ninguna molestia” le respondiste y él te sonrió. 

Abrió el regalo. 

    -    “Uauh!! Me encanta, muchas gracias” y te dio un abrazo. 
    -    “De nada, es que lo vi en la tienda y pensé que era perfecto para ti”. 
    -    “Jo, muchas gracias”. 

Y te volvió a abrazar y mientras lo hacía te susurró:

    -    “¿Te importa quedarte hasta que acabe la firma para poder hablar contigo?”. 
    -    “No claro que no”. 

Os separasteis y él te giño el ojo. 

Esperaste hasta que acabó y él se acercó a ti. 

    -    “¿Te apetece tomar algo y hablamos?”. 
    -    “Me parece buena idea” le respondiste. 

Os marchasteis a una cafetería y os pasasteis toda la tarde hablando y conociéndoos. 

Y quedasteis para el día siguiente. 

Es ya por la tarde y sales de casa hacia el sitio acordado con Carlos. 

Cuando llegas, él ya esta esperándote, guapo como siempre. Cuando te ve te sonríe y se acerca a ti. 

    -    “Hola” le dices. 
    -    “Hola preciosa” te dice y te da un beso en la mejilla. 
    -    “¿Te apetece ir a dar una vuelta y te enseño la ciudad?” le preguntaste. 
    -    “Claro princesa, lo que tu quieras”. 

Cuando oíste la palabra princesa te derretiste de amor. 

Le enseñaste tu ciudad, te lo pasabas genial con él y te reías muchísimo. 

Parasteis a compraros un helado, y como no, él se pidió de chocolate, y tú decidiste comprarte uno igual. 

Pasa la tarde y tu cada vez estabas más enamorada de ese rubio. 

No te diste cuenta, pero ibas de la mano de Carlos, nos aves cuando te la había cogido pero estabas muy feliz. 

Carlos se para en una fuente del parque por el que pasabais, se giró y te miro. 

    -    “Te quiero” te soltó. 
    -    “¿Cómo?” le preguntas porque no estabas segura de lo que habías oído. 
    -    “Pues eso, que te quiero, que me he enamorado de ti”. 

Y sin previo aviso te agarró con las manos la cara y te beso dulcemente, como él solo podía hacerlo. 

    -    “Te quiero sombrerito”. 
    -    “Yo también te quiero princesa” te dijo Carlos y os volvisteis a dar otro beso.


2 comentarios: