Imagina Álvaro:
Suena el despertador, eran las siete de la mañana y no querías
levantarte pero tenías que ir al instituto. Te levantaste, te vestiste y fuiste
a desayunar.
Cuando acabaste fuiste a buscar la mochila, te despediste de tu
madre y te marchaste en dirección al instituto.
Cuando llegaste buscaste a tus
amigas y estuvisteis charlando hasta que sonó el timbre, cada una se fue a su
clase. A ti te tocó historia.
Cuando llegaste te sentaste en tu sitio. Cuando
miraste a la puerta lo viste, era Álvaro, el chico que tanto te gustaba, era…
era perfecto. Te quedaste embobada viéndole hasta que el profesor mando callar.
El profesor os mando un trabajo sobre la Edad Media, colocó la lista de las
parejas y continuó con la clase.
Al acabar la clase, fuiste a la lista para ver
quién te había tocado de pareja. Buscaste tu nombre y no podías creértelo, te
había tocado con Álvaro. Entonces apareció Álvaro y te dijo:
- “(Tu nombre)”.
- “Dime” le contestaste intentando parecer normal.
- “Nos ha tocado juntos, ¿qué te
parece si quedamos a las cinco en la biblioteca para hacerlo?”.
- “Me parece
perfecto”.
- “Pues nos vemos esta tarde”.
Te guiño un ojo y se fue. No podías
creértelo.
Llegó la hora de ir a la biblioteca, cuando llegaste, él no había
llegado así que decidiste buscar una mesa. Al cabo de un rato apareció.
- “Siento
llegar tarde pero había atasco en la carretera”.
- “No importa” le respondiste
con una sonrisa que él te devolvió.
- “Pues empecemos ¿no?” te dijo.
- “Claro”.
Fuisteis a buscar información y os pasasteis toda la tarde conociéndoos y riéndoos
mientras hacíais el trabajo. Te lo estabas pasando genial y cada vez estabas
más convencida de que le querías.
Eran las nueve y la biblioteca cerro, habíais
acabado el trabajo. Te ibas a ir pero Álvaro te paro.
- “Te acompaño a casa”.
- “No
hace falta, en serio”.
- “Que sí, anda vamos, como vas a ir por ahí tu sola de
noche”.
Al final accediste y os fuisteis juntos a tu casa. Ibais caminando
tranquilamente, cuando te cogió la mano, te sorprendiste y le miraste.
- “¿Te
molesta?” te dijo.
- “No en absoluto” y le sonreíste.
Así fuisteis hasta tu casa
y cuando llegasteis os parasteis.
- “Gracias por acompañarme a casa”.
- “No hay de
que, ha sido un placer”.
- “Me lo he pasado muy bien” y le diste un beso en la
mejilla como despedida.
- “Y yo también, nos vemos mañana en clase”.
Te dio un
beso en la mejilla y se fue. Estabas toda roja cuando viste que volvía.
- “¿Qué
pasa Álvaro…?”.
No te dejo terminar porque te cogió y te dio un carnoso beso.
- “Te
quiero” te dijo Álvaro, - “Te quiero, te amo y quiero estar contigo”.
- “Yo también
te quiero” le dijiste.
Y os volvisteis a besar.
Estoy enamora'.
ResponderEliminarjajajajajaja me imagino jajaja
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